martes, 5 de febrero de 2013

La cuidadosa selección musical de "Tu cara me suena"

Líder de la noche. Así, directa y claramente resumimos en cuatro palabras la emisión de la primera final de "Tu cara me suena" ayer. No vamos a entrar en análisis pormenorizados de este triunfo porque es evidente que la ausencia de un capítulo de estreno de "La que se avecina" ayudó a aupar aún más a este programa en las audiencias y que si no fuera por esa competencia, esta temporada habría sido líder indiscutible cada lunes. Lo que quiero destacar hoy es la labor de los encargados de la selección musical del programa, algo que, aparentemente pasa desaparcebido pero que es FUN-DA-MEN-TAL para el éxito del formato.
Siempre se dice que la tele es una labor de equipo y por eso es importante que todos los departamentos estén sincronizados como un reloj para que el producto final funcione a la perfección. Si a buen formato le unimos una realización adecuada, una escenografía que la complemente, un buen casting y un presentador que lo hile todo, tenemos la olla de oro. En el caso de "Tu cara me suena" hay algo que ayuda a mantener ese ritmo que sólo se rompe con las intervenciones exageradas de Llàcer, Latre o las totalmente innecesarias de Cerezuela: la selección musical.
A la hora de organizar la escaleta de un programa debemos intentar que un contenido no solape al otro, que haya un cambio de temática para contentar a un público tan heterogéneo como el televisivo, que a una entrevista más íntima le siga un reportaje más dinámico... en el caso que nos ocupa las canciones elegidas no han de ser similares entre sí, deben combinar distintos estilos, ritmos y épocas. Del mismo modo que un grupo veterano no tocaría las canciones más cañeras de su último disco una detrás de otra dejando las más melódicas para el final, "Tu cara me suena" alterna una copla de los años 40 con el último hit de los 40 principales.
Ayer tuvimos un ejemplo perfecto de la arriesgada pero eficaz elección de canciones con la magnífica recreación de María del Monte de La Lupe. Sólo a un melómano se le ocurriría colocar un tema de esta sorprendente interprete entre las Supremas de Móstoles, Rod Stewart y Christian Castro. Teniendo en cuenta que ni aquellos que sí conocían la pasional forma de entender la música de esta cubana la habían visto en movimiento, podemos concluir que ayer el jurado sufrió algo así como una "cata a ciegas" de los enólogos. La Lupe era anoche la famosa y temida copa negra, intuíamos que María del Monte la estaba clavando pero no estábamos muy seguros, eso sí, consiguió transmitir y eso es lo importante. ¿Por qué elegir a una artista cuya dinámica en el escenario es casi desconocida? Pues precisamente para equilibrar el resto de la música seleccionada para esta primera final. Y acertaron.

1 comentario:

Bego dijo...

Nunca me había fijado pero, sí, tiene mucho sentido lo que dices y creo que has acertado de lleno.