martes, 23 de octubre de 2012

Donde radica la ética

El suceso del Salobral ha sido portada estos días y algunas televisiones han aprovechado para retransmitir el suceso minuto a minuto. En situaciones así es habitual cometer errores por imprudencia, el directo no nos permite reflexionar sobre la ética periodística y parece que a algunos eso tampoco les preocupa demasiado. Algunos medios publicaban y/o emitían la imagen del asesino siendo atendido tras pegarse un disparo, algo totalmente morboso y que no añadía absolutamente nada a la información. Esto me ha recordado una anécdota que la gran Rosa María Calaf me contó hace unos años en una entrevista. En 1993 dirigía la corresponsalía de TVE en Roma y le tocó contar el fallecimiento del genial cineasta Federico Fellini. En su reportaje decidió no incluir unas imágenes en la que un Fellini agonizante era trasladado en camilla a una ambulancia. Cuál sería su sorpresa al ver que en Torrespaña habían decidido "colocarlas" en su crónica sin su permiso. Ella había tenido acceso a esas imágenes pero conscientemente no las eligió para el obituario. Hubo bronca telefónica y nunca más le hicieron una faena así. Cierto es que habitualmente los periodistas no tenemos la última palabra (a veces ni siquiera la primera) en nuestro trabajo. Vemos cómo en edición han cambiado cosas o cómo un jefe ha "corregido" nuestro titular creando unas expectativas que no se cumplen en el cuerpo de la noticia. No es menos verdad que algunos se empeñan en seguir unas normas básicas de ética y para otros eso no tiene importancia. Supongo que me hago viejo.

2 comentarios:

Love&PepaBaby dijo...

Ay, Alejandro, no hay nada que hacer. Yo ya tiré la toalla cuando a una madre de Ponferrada se le murió un bebé de la edad de mi niño. La acusaron injustamente de haber sido ella la causante. Se le cayo de la trona.
Desde mi trabajo vi como una unidad móvil se ponía en frente del negocio familiar para hacer un directo, mientras los familiares destrozados les gritaban que se fuesen. Fui a vomitar (literal) Ese día me dio tanto asco ser periodista, pero antes eso mismo, lo tuve que vivir en mis carnes. El problema no somos los periodistas ni los medios, el problema es que las personas no somos solidarias, no. Nunca nos ponemos en el lugar del otro hasta que no nos pasa a nosotros y somos conscientes del sufrimiento para esos familiares que han visto su vida expuesta en los medios por algo tan trágico.

Paola L. dijo...

Lamentablemente en le mundo actual en el que vivimos mientras màs morbosa sea la noticia màs interesa al pùblico,los periodistas lo saben bien y tratan de aprovecharse de la situaciòn.Paola L.