sábado, 7 de enero de 2012

Roscón y niebla

Con este roscón casero (cortesía de las hábiles manos de mi hermana) comenzamos el día de Reyes en mi casa. He de confesar que no soy muy amigo de este dulce pero al mismo tiempo reconozco que el sabor de uno hecho en casa no tiene nada que ver con el industrial, lógicamente. Mi madre estaba encantada con el olor "hogareño" que había desprendido al hornearse.

Fuera el día estaba nublado, con ese tamiz que deja la humedad en un lugar como Ponferrada, incrustado en un valle donde cuando cuando hay niebla nos vemos inundados en ella.

Las figuras que pasaban por la plaza de la Encina eran sombras fugitivas.
Los focos interiores del Castillo de los Templarios nos dejaban estos haces que desafiaban con insolencia a la oscuridad nebulosa.
Estos otros focos menos potentes nos dejaban un halo fantasmagórico que seguro gustaría a Edward Gorey.

1 comentario:

Bego dijo...

¡qué buena pinta ese roscón!
la niebla, mejor en foto...