Nadal, el dibujante elegante

Aprovechando esta portada tan primaveral de "Tío vivo" y contagiado por el sol que nos ilumina tras una semana de lluvias abrileñas quiero reivindicar la figura de uno de los dibujantes de tebeos más sobresalientes de nuestra industria de los 40 /60 que está cuasi-olvidado. Su participación como personaje en la magnífica novela gráfica de Paco Roca "El invierno del dibujante" nos lo devuelve a la memoria. Gracias, Paco.
Nacido en 1930 inició su carrera como dibujante con sólo 14 años en la Editorial Marco y colaboró con la Editorial Valenciana poco tiempo después pero fue con su entrada en Bruguera en 1948 cuando su firma empezó a destacar entre esa nueva generación de artistas que sustituían a genios como Escobar, Conti o Cifré tras su aventura independiente. "Casildo Calasparra" y "Pascual, criado leal" serían sus dos series de más éxito y su trazo anguloso, muy británico destacaba por encima de algunos de sus compañeros. De hecho, hoy sus páginas se me antojan mucho más modernas que las del resto.
A finales de los cincuenta ya había desarrollado un estilo a medio camino entre lo cómico y lo realista del que se beneficiaron "Las chicas de Nadal", "Matilde y Anacleto, matrimonio completo" o "Maripili y Gustavito, todavía sin pisito", series estas últimas con cierto tono crítico. En 1960 abandona Bruguera por ciertos desacuerdos y comienza a trabajar para el extranjero a través de la agencia Bardon Art. Hasta su retiro en los 90 sus dibujos se publican principalmente en Alemania, una lástima que no podamos ver nada de su trabajo en el extranjero.