El rescatado fui yo, de ahí que mi recuerdo no sea tan grato como para el espectador. Me enterraron (literalmente) bajo unos escombros y me armaron con el equipamiento de un bombero y una minicámara para retransmitir desde dentro todo lo que estaba sucediendo mientras desde fuera un cámara y sonidista profesionales captaban cada instante del simulacro y las reacciones del perro.
El can elegido tardó apenas unos 15 minutos en encontrarme y cuando ya estaba respirando tranquilo al saber que había sido localizado los bomberos ferrolanos deciden aprovechar para probar a otro perro que está en prácticas. Esto no lo sabía nadie de nuestro equipo pero el realizador se frotó las manos mientras yo pensaba "oh Dioooos".
2 comentarios:
es normal que al estar 45 minutos encerrado tengas claustrofobia, pero no se creo que es 1 experiencia unica el vivir eso, no?
mira qué contento y orgulloso el perrillo rescatador a tu lado :)
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