jueves, 7 de enero de 2010

Perdiendo el miedo a las gallinas

Lo sé, uno no debería ser un "gallina" con las gallinas (sí, me falta el gesto de Arévalo cuando hacía de gangoso y me contrataría J.L. Moreno) pero he de reconocer que tengo un pequeño trauma con ellas. De pequeño pasé unos días en el pueblo con mis primos y me abandonaron a mi suerte en el corral sabiendo que el gallo era un peleón de narices. Allí estaba yo sólo ante el peligro gallináceo, dirigiéndome a ellas con todo cariño (ya en aquella época era un amante de los animales y presentador de docu-show en potencia) cuando el gallo vió en mí una amenaza y se lanzó a picotearme y arañarme con sus patitas mientras las gallinas armaban un revuelo de tres pares. Salí de allí como pude con ayuda de mis primos, que ya se sentían culpables ante la que habían montado o bien temían que me chivara y mi tía les diera una azotaina.
El caso es que gracias al programa he perdido este miedo de forma gradual y el tratamiento culminó hace un par de semanas, ya me véis todo tranquilo con esta Gallina Sedosa del Japón. Esta especie, por cierto, es muy tranquila y una excelente incubadora, muchos criadores de aves exóticas la usan para incubar los huevos de cualquier especie.

2 comentarios:

Otra c****** dijo...

Que primos más c*******, pero hay que reconocer que lo que hicieron tiene su gracia. je je.

Besos. Ir.

Ivan dijo...

ainss, tus primos, jejeje
eso son cosas de niños pero hay que reconocer que al que le ocurre eso lo pasa bastante mal
pero me alegro que hayas superado ese trauma con ayuda del programa
Saludos, besos y abrazos